miércoles, 30 de mayo de 2012

So Sad To Be Alone - Janis Joplin

 Los miro. Acaban de terminar de cenar. La pareja comparte un café con olor a hogar, mientras los chicos juegan en el living. Yo sigo solo.
 No podría decir exactamente cuánto, pero sé que ha pasado mucho tiempo desde que estoy así. Así, tan solo, desde aquel lejano día en que aquella bala perforó mi corazón y dejé de ser. Sin embargo, estoy aquí, contemplando a estos niños en un rincón de la casa que supo ser mía alguna vez, mientras padezco mi soledad. Sin amigos que me ayuden, sin familia, sin hogar.
 Los miro, esta vez con más detenimiento. Sus sonrisas destilan calidez, y sus ojos, vida. A través de mis lágrimas los observo y recuerdo con nostalgia aquella época en que yo brillaba de ese modo. Ni yo en aquel momento, ni ellos hoy, conocen el dolor, la tristeza y el horror que hay, ahora, dentro mío.
 Es tan triste estar tan solo... Los niños ya han ido a acostarse, y la pareja se prepara para hacer lo mismo. La mujer termina de levantar la mesa, mientras el muchacho apaga las luces. Ambos caminan hacia la habitación, cerrando la puerta tras ellos. Yo sigo solo.
 Repentinamente, una melodía me invade. No la reconozco, pero siento que la he escuchado alguna vez. La melodía continúa sonando dentro de mí. Ahora, la distingo. Pertenece a la que era mi canción preferida. No puedo evitar cantar. En susurros, voy llenando el aire de la casa con melancolía. El hombre se asoma por la puerta del cuarto. ¿Me habrá oído? Cierra la puerta y vuelve a acostarse. Aparentemente, no ha notado mi presencia. Sigo cantando. Ahora es la niña quien sale llorando de su habitación, y corre  hacia sus padres. ¿Qué es lo que pasa?
 Ya ha amanecido. Sigo aquí, solo, como siempre. ¿Por qué hay tantas maletas en el living? ¿A qué se debe la ausencia de la risa infantil? Definitivamente, hay algo extraño aquí. Los veo salir de las habitaciones, parecen muy asustados. Cada uno toma una maleta. Abren la puerta principal, la cruzan, y cierran con llave. ¿Adonde van? Miro a mi alrededor. La casa está vacía, se han llevado todo. No volverán.
 Se han ido, ellos también. Yo sigo solo. Ya no tengo a quien contemplar. Todos se van, siempre se van.
 Es tan triste estar tan solo...

jueves, 17 de mayo de 2012

[II] Julia - John Lennon


 Ya estaba afuera. Y la tenía que encontrar. Antes de volar, de soñar y de vivir la tenía que encontrar. Tenía que saber tantas cosas...o no tantas, sólo una. Por qué se había ido.
 Como solía decir Libertad, Julia era un dinosaurio. Sabemos que existieron, pero nunca los vimos, se extinguieron, ya no están. Lo único de Julia que conocía Libertad eran sus fósiles. Los lugares que alguna vez había pisado, sus cosas, su piano, sus fotos, y, sobre todo, sus ojos. Cada mañana, al levantarse, Libertad miraba profundamente sus ojos azules frente al espejo, asombrada de la exactitud con la que cada rasgo, color y arruguita se parecía a los de esos ojos azul marino de las fotos. Y ella se metía en sus ojos y ellos se metían en Libertad como diciéndole "estoy acá, metida adentro de tus ojos".
 Hacía bastante que Libertad no se miraba a los ojos. En donde había pasado los últimos meses no había espejos para mirarse. Según aquella gente los espejos son filosos y pueden hacer daño. Sin embargo, a Libertad contemplarse los ojos le traía paz. Ella intuía que no le daban espejos para que no pudiera verse la cara pálida, las ojeras y la expresión triste, que provocarían que saliera de allí corriendo a toda prisa.
 Pero ahora ya estaba en el mundo, y en el mundo sí hay espejos para mirarse un ratito los ojos. También, en algún lugar de ese mundo infinito estaba Julia. Y a ese lugar, sea cual fuere, se dirigía Libertad.
 Libertad sabía que su madre se llamaba Julia Havet, nacida en la ciudad de Sölvesborg hacía aproximadamente medio siglo, llegada a Buenos Aires de la mano de la promesa de una vida digna para ese bicho que pateaba su panza prominente. Sabía además que había conseguido trabajo como asistente en un barco pesquero y que le pagaban poco, pero que alcanzaba para que ella comiera y para que Julia fuera feliz estando en su lugar, el mar. Sabía también sobre ese día en que se fue y no volvió. Se lo había dicho su abuela. Le dijo que en el mar a veces hay tormentas, tormentas muy fuertes en las que sopla tanto viento que nadie se escucha, y en las que hay tanta agua que nadie se ve. Los barcos chiquitos no aguantan las tormentas fuertes. Las maderas de los barcos chiquitos hacen crack, crack, y se rompen. Y el agua los moja y el viento los mueve. Y Julia trabajaba en un barco chiquito. Y en el mar había habido una tormenta fuerte. Y en esa tormenta hubo un montón de viento. Y también hubo un montón de agua.




martes, 8 de mayo de 2012

[I] Fly Far Away From Here - Aerosmith

 Una firmita por aquí, otra firmita por allá...Revisaste tu cuarto? Si te olvidás algo lo podés venir a buscar cuando quieras, Li.
 "Obvio que revisé, no pienso volver ni en un millón de años" fue lo que pensó Libertad, y pronunció como un "Muchas gracias, Rosita, gracias por todo. Dejale saludos a las chicas del turno noche, que no me pude despedir."
 Libertad. Paradójicamente, ese era su nombre. Libertad siempre fue una presa. Presa de sus padres, de su trabajo, presa de un hombre. Y durante los últimos tres meses había sido también presa entre las blancas paredes de esquinas redondeadas del neuropsiquiátrico.
 Para ser sinceros, la habían tratado muy bien. Había conocido gente valiosa y el personal era realmente cálido y amable. Pero nadie, mucho menos Libertad, puede sentirse bien en un lugar donde los únicos colores son los de las toneladas de pastillas, rojas, verdes y amarillas. Después, solamente gris.
 Pero llegó el día, el día de Libertad, el día de La Libertad. No importa lo que cueste, Libertad hoy sale a colorear el mundo y a empezar de nuevo. A volar, bien lejos de allí, no importa dónde. A atrapar sus sueños y esperanzas para no dejarlos escapar. Para ella hoy el cielo es más azul y la vida menos negra. Y nadie la puede parar.
 Libertad respira hondo, concluye su oración con un amén y cruza las amplias puertas de vidrio para abrirse paso en el mundo.

jueves, 3 de mayo de 2012

Love Of My Life - Queen

 Le dije que la amaba y que no fuera tan rápido. Si tan sólo me hubiera hecho caso...
 La policía me llamó a las 21:33 del sábado 22 de enero de 2006. Mariana había chocado y me esperaba en el Hospital Fernández. Mi corazón se paraba, el aire se me iba, las piernas me temblaban, yo ya estaba allí.
 Vi salir al médico con el paso lánguido de quien realiza una tarea repetitiva. Tardó horas, días, años en llegar a mí. Su parsimonia me ponía aún más nervioso. ¡Es Mariana la que está ahí! ¡Apuresé!
 No podía ser. Coma. ¡Coma! ¿Coma, mi Mariana? Sin embargo era, y comenzaba la incertidumbre, la tristeza, la ansiedad, mi estadía en el limbo de los amantes. Mariana me estaba dejando, se me iba, se pausó. Se pausó, y con ella se pausaron mi vida y mis proyectos. La necesito, es mi aire y se me va. ¿Me escuchará? Volvé, Mariana, no sabés cuánto significás para mí. No te vayas, Mariana.
 Han pasado seis años y aún la espero, y aún sigo a su lado. Ella me siente, me escucha, lo sé. Falta menos. Mariana volverá pronto. Cuando ella regrese y todo haya pasado, recordará mi compañía en cada una de esas largas noches, envejeceremos juntos y seguiré a su lado, para recordarle que la sigo amando.



martes, 1 de mayo de 2012

Perfect Day - Lou Reed

 Hoy te escribo y quizá sea la última vez. Digo quizá porque no sé si puedo seguir sin vos. Sin tu abrazo protector, sin el sonido de tu risa estruendosa y el brillo de tus ojos vivaces. Porque me cuesta creer que no habrá más días como el de ayer. ¡Qué bien la pasamos juntos! Sólo con vos río, disfruto, charlo, amo y vivo así. Me sostenés; me mirás y dejo de ser yo para ser vos, para olvidarme de que existo, de que soy, y meterme y vivir y existir sólo a través tuyo.
 Pero en el fondo sé que no debo. Que no puedo. Mi cuerpo y mi alma me ruegan que vuelva a ser yo. Voy a soltarte la mano, esa que tanto me sostuvo, para comenzar a sembrar algo mío, algo propio. Te llevo en la sangre, siempre en mí, y quiero que sepas que no voy a olvidarte ni a dejar de amarte, jamás. Mas he descubierto que si quiero lograr una buena cosecha, ya no puedo pasar mis días con vos.
 Gracias por todos los maravillosos momentos que pasamos juntos, días perfectos. Estoy feliz de haberlos pasado junto a vos. A partir de hoy ya no te veré, y volveré a ser yo. Pero hasta que el momento de mi cosecha llegue, te recordaré siempre como la única que ha sabido ser mi salvadora, mi compañera, mi amiga y mi amante...mi única Heroína.